Los expertos recomiendan una ingesta diaria de unos 4 centilitros (37 gramos) de aceites de oliva al día para conseguir todos los efectos beneficiosos de este alimento. Los aceites de oliva, como el resto de aceites, aportan 9 calorías por gramo, lo cual significa que con este consumo de aceite ingerimos 333 calorías. Pero incluso la propia Unión Europea (Reglamento 432/2012 de 16 de mayo de 2012) ha reconocido que es beneficioso para la salud consumir aceite de oliva por su contenido en ácido oleico, vitamina E y polifenoles. La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) recomienda un consumo mínimo diario de 20 gramos de aceite de oliva virgen extra para beneficiarse de los efectos saludables de los polifenoles, que contribuyen a la protección de los lípidos de la sangre frente al daño oxidativo. Habrá quien piense que a mayor consumo, mayores serán también los beneficios para la salud, pero eso es una verdad sólo a medias. Tan desaconsejable es una dieta sin aceites como otra en la que su consumo sea excesivo.
El estudio PREDIMED ha llegado a la conclusión de que quienes toman 4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra al día (unos 4 centilitros) “tienen menos riesgo de padecer diabetes; su presión arterial es más baja; presentan menos cuadros de depresión y, sobre todo, tienen menos riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular”. Además, el estudio ha podido constatar otra evidencia: “Por lo que hemos visto hasta ahora, las personas que han hecho una dieta mediterránea con aceites de oliva virgen extra, a pesar de tomar más calorías que la gente del grupo de control (con una dieta pobre en grasas) no han engordado. Al contrario hemos verificado una tendencia a bajar el peso y el perímetro de la cintura. Por lo tanto no hay miedo a añadir aceites de oliva en la dieta porque sea una grasa”.