El turismo es una forma de ocio que cumple tres funciones en la sociedad actual: descanso, diversión y búsqueda de la personalidad. Málaga, que ya tiene fama internacional y un reconocido prestigio por el turismo de sol y playa, empieza a ser conocida por otra forma de turismo, aquel en el que se busque la tranquilidad de un pueblo, la convivencia con sus vecinos, los ambientes rústicos, un trato familiar personalizado y disfrutar de la naturaleza. Dentro de este sector es donde se incluye el Oleoturismo, el turismo ligado al aceite de oliva. A pesar de que España es el principal productor, comercializador y exportador de oro líquido en el mundo, el grado de desconocimiento de la cultura del aceite de oliva en nuestro país es enorme.
La provincia de Málaga atesora un amplio y rico patrimonio vinculado a la ancestral cultura del olivo y del aceite de oliva virgen extra. Los principales actores e interesados, las almazaras, deben convertirse en referentes de productos turísticos, gestionando y canalizando la oferta de actividades, tales como rutas guiadas, degustaciones, artesanía, participación en las labores de cultivo, primera transformación en almazaras, etc. Debieran aprovechar la estructura organizativa existente para prestar mayores y mejores servicios a los clientes, pues ello además redundaría en unos ingresos complementarios. Las almazaras pueden y deben convertirse en escuelas y profesores de los consumidores; al fin y al cabo, en embajadores de este alimento mágico y milenario.
Los expertos en turismo Melián, Millán y López, afirman que \"existe un número creciente de personas que quieren dedicar parte de su dinero y de su tiempo libre a conocer el mundo del vino y del aceite de oliva, sus historias, sus paisajes, su elaboración y a la gente que los hacen posibles\". En la provincia ya existen almazaras y bodegas que han comenzado a “abrir sus puertas a los turistas”, combinando un posicionamiento turístico con su interés comercial y divulgador de esta nuestra cultura. Claros ejemplos son la Almazara de Nacho Pérez de Benagalbón, única en Málaga que continúa con el proceso artesanal de piedra y capachos para elaborar su flor de aceite Benaoliva; Alcazarín Reunidos S.L y su aceite Mudéjar de Monda, en plena Sierra de las Nieves, que elabora todos los años un excepcional aceite de acebuchinas y organiza jornadas de Oleoturismo; El Molino del Hortelano de Casabermeja, junto a la Torre Zambra, abre sus puertas para dar conocer su antiguo molino restaurado; el Molino de la Paca, en Alhaurín el Grande con su famoso olivódromo o Finca la Torre de Bobadilla, galardonado este año con el Premio Alimentos de España al mejor aceite de oliva virgen extra de nuestro país, que también recibe en sus instalaciones a todos los interesados.
Además, Málaga también atesora un magnífico legado patrimonial vinculado al aceite. Existen museos del aceite: en Antequera, el Caserío San Benito y el Museo Hojiblanca; en Casarabonela, el Molino de los Mizos, los museos etnográficos de Benalauría y de Riogordo, por nombrar algunos. Se pueden admirar portentosos olivos milenarios (destacando el Olivo de Arroyo Carnicero en Casabermeja, distinguido como mejor olivo monumental de España por la Asociación de Española de Municipios del Olivo). Y no podemos olvidar la rica gastronomía basada en el oro líquido presente en establecimientos de hostelería en los que rezuma la cultura del olivo, de las aceitunas y del aceite de oliva virgen extra.
Málaga, ya dispone de una nueva forma de realizar turismo, el Oleoturismo. No os lo perdáis.