La presión de los países del norte de Europa han frenado la propuesta de eliminar las aceiteras rellenables de los establecimientos públicos a partir de enero de 2014. No quiero entrar en disquisiciones políticas sobre el peso que los países mediterráneos tenemos dentro de la Unión Europea, ni tampoco quiero entrar en cuestiones económicas.
El planteamiento que quiero expresar es: ¿Por qué no se eliminan los “convoy”, (ya saben, aceite, vinagre y sal) de los bares y restaurantes?
Diferencio entre desayunos y comidas. Al pedir un desayuno con mantequilla, raro es ya el establecimiento donde presentan la tarrina de margarina. Es ya habitual, no sé si legalmente obligatorio, que la mantequilla, la mermelada, el azúcar o sacarina venga en envases monodosis. ¿Por qué el aceite no? Donde “por elegancia” sirven la mantequilla “sin envase”, la adornan presentándola en olas, indicando que hay un cuidado, lo que no sucede con el aceite.
Respecto a las comidas, el asunto del convoy más de uno lo solventa diciendo que así cada uno se la aliña al gusto. Correcto, pero, ¿por qué si uno pide verduras a la plancha son servidas con el aceite y la sal, y si pide una ensalada, verduras crudas, uno se la tiene que aliñar? Lo único que desaparecería con los convoyes es la conversación acerca de quién aliña la ensalada, y si el orden es aceite, vinagre y sal o al contrario; interesante tema de conversación. Cuando uno come fuera, al tomar la nota nunca le preguntan el punto de sal o condimentación que quiere para su plato. Es el consumidor el que decide si le ha gustado o no la comida, es decir, evalúa la habilidad del cocinero/a. Ya se encargará este responsable de que todo salga lo mejor posible para que el cliente repita.
Todo lo anterior es desde el punto de vista del cliente. Respecto a los propietarios de los establecimientos, ¿Cuánto tiempo (= dinero) se ahorra si no hay que rellenar y limpiar, el que lo haga, los convoyes? Hay quién está muy orgulloso del aceite que pone en las aceiteras porque es el aceite de la cooperativa de su pueblo o es de un amigo. ¿No sabe que cuando llena y rellena y rellena una aceitera, está estropeando ese magnífico aceite? Como ya hemos dicho en varias ocasiones, la luz solar y el aire estropean el aceite de oliva. Si un aceite de una aceitera se ha enranciado, si le añadimos ese magnífico aceite que tenemos, el resultado será un aceite rancio. Ya lo sabía Paladio, agrónomo romano del S. III d.C “:"Los recipientes de aceite de oliva estarán siempre limpios para que no se estropeen los sabores con el rancio de los anteriores". Y para evitar el engorro de limpiar, por dentro y por fuera, las aceiteras, lo mejor es hacerlas desaparecer. Pidamos monodosis en desayuno y las ensaladas ya aliñadas, y ojalá, eligiendo un aceite de una carta de aceites.