A pocos kilómetros de Labraza en plena Rioja Alavesa se encuentra el pequeño pueblo de Barriobusto donde se puede visitar su pequeño trujal/museo del aceite.
Este antiguo trujal reconvertido en museo se ha planteado para enseñar a todos los interesados los entresijos de la producción de aceite. Además de todos los artilugios y enseres necesarios para esta elaboración tan preciada también se puede visualizar un DVD en el que se muestra todo lo referente a la obtención del aceite de oliva, desde que la aceituna está en el olivo hasta que el aceite llega a nuestra mesa.
En un gran póster se pueden ver varias fases de la obtención del aceite de oliva.
Puede verse la antigua maquinaria del trujal que ha pasado, después del duro trabajo que realizó en el pasado, a ser mostrada a los visitantes del museo. Puede aún contemplarse una vieja y curiosa prensa, una pequeña batidora horizontal, la caldera para calentar el agua que a su vez calentaba la pasta de la batidora, la tola ve alimentación y un molino de dos rulos cónicos.
También se muestran las viejas alcuzas para el trasporte del aceite, un robo (medida agraria equivalente a 8 áreas y 98 centiáreas), una balanza, etc.
Hay que decir que en La Rioja Alavesa aún se conservan antiguos trujales como éste o como el de la Cooperativa de Moreda, donde aún se conserva el antiguo molino para conocimiento de generaciones venideras. Este molino es de rulas y solera de piedra granítica. En él se puede contemplar la tolva para tragar las aceitunas, los elevadores, los batidores, antiguas bombas hidráulicas para prensar los viejos capachos en los que se vertía la pasta de aceituna de la que salía el aceite o los tanques de decantación para dejar el aceite limpio de alpechín.
Si bien, hoy en día también disponen de modernas instalaciones donde ya aparecen los controles electrónicos que garantizan un aceite limpio y de calidad. Sin duda, una nueva apuesta atrevida para los nuevos tiempos que requieren productos de alta calidad y que a poco que se vayan poniendo de acuerdo entre los socios de la cooperativa podrán generar una importante fuente de recursos para el pueblo.
En estos contornos aún puede visitarse el último reducto alavés de olivos centenarios. Una hermosa franja entre Moreda, Oión y Labraza que por su pobreza rústica para sembrar cereal o plantar viñas ha permitido que sobrevivan estos antiquísimos olivos que poco a poco se van recuperando gracias a la responsabilidad de algunos jóvenes agricultores de la comarca.
Hay que recordar que la historia de esta comarca se inicia con los primeros asentamientos romanos que impusieron su triunvirato agrícola (olivo, viña y cereal). En la primera mitad del siglo XX se produjo el arrancamiento indiscriminado de los olivares por su baja rentabilidad, debida en cierta medida a las modas y a erróneas campañas de desprestigio de nuestro aceite de oliva en pro de los aceites de girasol y soja americanos. Primero el cereal y luego las viñas fueron sustituyendo estos milenarios árboles símbolos de paz y de prosperidad.
Los trujales también abundaban en todos los núcleos poblacionales pero fueron desapareciendo con la de los olivares quedando únicamente en los lugares inaccesibles o limitados para el resto de producciones. Hoy en día hay un intento de recuperar esta tradición olivera (que prácticamente se limitaba al autoconsumo) y fruto de ello es el nacimiento, también, de ADORA (Asociación del Olivo de Rioja Alavesa) incrementándose en el último lustro de 200 a 300 las hectáreas de superficie olivar. Este merecido esfuerzo de algunos agricultores esperamos que en breve vean su recompensa no sólo por recuperar una variedad autóctona como el Arróniz sino por los beneficios medioambientales aumentando la biodiversidad y luchando contra la erosión. La variedad arróniz es idónea para un clima entre mediterráneo y atlántico que es capaz de aguantar los duros inviernos de esta zona.