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¿De lampantes a refinados en hostelería?
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04 de marzo de 2014
Jaén
Anunciación Carpio Dueñas

Acaba de entrar en vigor el Decreto 895/2013 por el que se obliga a bares y restaurantes a utilizar botellas irrellenables para el aceite. Es una reivindicación que el sector productor venía demandando desde el año 2008 sobre todo, por parte de las Denominaciones de Origen y productores interesados en la calidad. En aquellos momentos el Gobierno trasladó a Bruselas esta demanda, en lugar de legislar, como ya lo habían hecho otros países productores como Portugal o Italia.


Hace ahora un año, todos celebramos la implicación del Comité de Gestión de la Unión Europea en este tema, dando luz verde a la modificación del Regalmento 29/2012 sobre las normas de comercialización del Aceite de oliva, donde estaba previsto incluir la obligatoriedad de usar las botellas irrellenables en todos los países miembros de la U.E; sin embargo, en el mes de mayo se da marcha atrás a estapropuesta y la U.E. deja a voluntad de los estados miembros el legislar a este respecto. Había muchos intereses encontrados incluso dentro de nuestro propio país, a pesar de ser el primer productor mundial de los mejores zumos de aceituna.


El pasado Noviembre aplaudimos a nuestro Gobierno cuando publicó el citado decreto 895/2013. Creímos que por una vez se anteponían los intereses del sector productor a los de los grandes envasadores... ¡ilusos!.


Aprovechando la entrada en vigor de este Decreto, la Interprofesional del Aceite de Oliva ha iniciado una campaña agresiva de promoción de los “aceites de oliva” en el canal Horeca. Sin distinguir entre vírgenes y refinados...“A río revuelto ganancia de pescadores” y en este caso, como en muchos otros, los productores no son precisamente los pescadores, sino los pescados.




Llevamos años criticando la baja calidad de los aceites en bares y restaurantes (en demasiadas ocasiones lampantes). ¿se sustituirán ahorapor refinados?. Entre el menor precio (factor decisivo para los hosteleros), la confusión del consumidor (que apenas distingue las distintas categorías de los aceites de oliva), y la promoción no diferenciada que está llevando a cabo la interprofesional, el “aceite de oliva” pudiera ser la opción de muchos restauradores. Un paso atrás.


Ahora mas que nunca se necesitaría una campaña específica para los VÍRGENES EXTRAS en lugar de promocionar los refinados con el dinero de los productores. Es como incitarlos a que continúen produciendo lampantes a bajo precio para, en el mejor de los casos, manipularlos y convertirlos en "aceite de oliva".

Tendremos botellas bien etiquetadas pero continuaremos, sobre todo, confundiendo a los consumidores con un producto que carece de la mayoría de las propiedades saludables de las que tanto alardeamos (polifenoles, tocoferoles...) y... olor y sabor propios.


Urge información al consumidor y la difusión de la cultura del aceite.

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