Más de 70 personas participan en la ruta turística por los sotos del río y visita a la almazara del vecino de La Aparecida José María López, quien ha convertido el espacio en un museo etnográfico.
La recuperación de costumbres. Los agricultores cuando recogían la oliva se dirigían todos a la prensa para hacerse con el preciado aceite que da este fruto. Esta actividad prácticamente en desuso en la ciudad, se ha recuperado gracias al trabajo de un hombre entusiasta que no quiere dejar en el olvido sus raíces y las de su pueblo.
Las lágrimas caen por las mejillas de José María López cuando se acuerda de su infancia. Este vecino de la pedanía oriolana de La Aparecida, perdió a su padre cuando era un niño y en todos sus recuerdos está presente su abuelo, al que le profesa un gran respeto y cariño ya que fue él quien le enseñó como se trabaja la oliva para obtener el aceite, el oro líquido de la cocina. Ahora, José María traslada todas esas enseñanzas a las personas que visitan su almazara como los dos grupos que sumaban más de setenta personas y que fueron hasta La Aparecida dentro de las rutas turísticas que ofrece el Ayuntamiento con el objetivo de dar a conocer a los vecinos y visitantes de la ciudad el patrimonio, cultura y costumbres de Orihuela.
Su abuelo llegó a la partida rural por el traslado de su esposa, que era maestra en Pilar de la Horadada, a la zona. En la pedanía adquirió en 1890 la almazara que databa de 1759 y se encontraba en un muy mal estado. Con mucho trabajo, la puso en marcha y hasta1959 recibió a numerosos agricultores de la zona -conocidos por motes como Rá, Policarpio o Maleto- quienes la utilizaban para extraer el aceite de sus olivas pagando en especies. A partir de su cierre, José María ha estado recopilando cada detalle y ha logrado convertir la almazara en un verdadero museo etnográfico de la obtención del aceite.
Como ya recibió a un grupo de más de cien residentes noruegos e ingleses de Alfaz del Pi, José María ya tiene experiencia y se ha convertido en un perfecto anfitrión ya que ayer recibió a sus nuevos visitantes con un almuerzo compuesto por pan, embutidos y el preciado oro líquido. Los participantes llegaron a La Aparecida tras completar una ruta senderística por los sotos del río donde pudieron conocer la huerta y sierra oriolana así como la costumbre de los agricultores de pelar naranjas y mandarinas con cuchillos artesanos hechos con cañas. Tras completar seis kilómetros, los visitantes llegaron a la almazara de José María donde pudieron conocer cada uno de los pasos que seguía el agricultor para extraer el aceite.
Tradición
«Con sus burros o mulas cargados con la sarria -capaza- dejaban la oliva en los alforines donde permanecía hasta que llegaba su turno para sacar el aceite», relata José María. Esta sala, que el vecino de La Aparecida mostró con ilusión, cuenta con muchas herramientas que no solo están relacionadas con el aceite sino con el cáñamo y otros utensilios como una herramienta para desgranar las mazorcas de maíz, las esparteñas para no ensuciar los zapatos en el caso de que las heces de los animales estuvieran esparcidas por la sala o los cencerros que llevaban vacas o toros «porque cada animal lleva uno. De esta forma, como antes no habían medios de comunicación, las mujeres ya sabían quien llegaba por el sonido de los cencerros».
Cuando llegaba el momento de prensar las olivas, los agricultores las metían en capazas en las que cogían 20 kilos de oliva aproximadamente «porque la molienda se componía de 20 capazas de 20 kilos, un total de 400 kilos de oliva». Una vez en la sala de prensado primero procedían a su molido en la tolva -una piedra de forma piramidal que movida por una mula prensaba las olivas-. Con la masa que quedaba de esta actividad pasaban a una nueva prensa y para finalizar utilizaban un decantador para separar el agua del aceite «porque la oliva tiene cinco partes: cuatro de agua y una de aceite», indica José María. Para finalizar la visita, el vecino de La Aparecida llevó a los participantes de la ruta a una sala donde se hacía el pan con unos grandes hornos porque «el aceite como mejor se degusta es con pan».
Más itinerarios
La ruta que fue un éxito «se volverá a repetir», dijo ayer la concejal de Turismo, Rosa Martínez, quien también participó en la actividad. La socialista dijo que es necesario que los visitantes no solo conozcan el patrimonio de la ciudad sino su cultura y costumbres por ello dijo que va a apostar por aquellas iniciativas privadas, que como la de José María, permitan dar a conocer la historia de la ciudad porque «las pedanías tienen mucho que contar». De esta forma, dijo que la ruta de La Almazara se va a quedar como una de las ofertas de la Concejalía y que espera poner en marcha otro tipo de rutas de similares características.