Investigadores de la Universidad de Granada han conseguido fabricar un hormigón más efectivo y barato a partir de cenizas procedentes de la combustión de biomasa de olivo.
Concretamente, han logrado un hormigón autocompactante obtenido de las cenizas que se producen cuando se queman pellets fabricados con restos de poda del olivar. Este tipo de hormigón, por su plasticidad y por su cohesión, no requiere compactación alguna durante su uso en la construcción, y presenta ventajas respecto de los productos convencionales que se traducen en un considerable ahorro económico y de tiempo, según defienden sus impulsores.
En un artículo publicado en la revista Construction and Building Materials, los científicos muestran los resultados preliminares del uso de las cenizas volantes procedentes de la combustión -en calderas domésticas- de pellets elaborados con residuos del olivo, como sustituto del fíller -sustancia finamente dividida y utilizada comúnmente para enducerer el asfalto-, en la fabricación de hormigón autocompactante. Este hormigón presenta una resistencia a compresión ligeramente superior a los del hormigón tradicional, y superiores al mínimo establecido por ley.
Tradicionalmente, para conseguir un hormigón autocompactante se requería el empleo, junto a los tradicionales áridos, agua y cemento, de un material granular inerte de fina granulometría, llamado fíller, y de un aditivo superplastificante que mejorara la fluidez del hormigón en estado fresco, informa la Universidad de Granada en un comunicado.
Como explica la autora principal de este trabajo, la profesora Montserrat Zamorano Toro, del departamento de Ingeniería Civil de la Universidad de Granada, desde la aprobación de las políticas europeas y españolas para el fomento del uso de energías renovables ha tenido lugar un creciente uso de la energía de la biomasa en diferentes ámbitos, con importantes ventajas medioambientales.
"Sin embargo su combustión implica, en contrapartida, la producción de subproductos de la combustión de biomasa, las cenizas, que deben ser gestionadas atendiendo a los principios básicos de la gestión de residuos establecidos por la legislación europea (Directiva 98/2008/CE) y española (Ley 22/2011, de 28 de julio, de residuos y suelos contaminados)". En la actualidad, estas cenizas se eliminan en vertederos o se utilizan en la agricultura. Con todo, el incremento en su producción hace necesario buscar otras alternativas, entre las que se encuentran su aplicación en el sector de la construcción.
El uso de cenizas volantes en el sector de la construcción, obtenidas como residuo de la combustión de carbón en las centrales termoeléctricas, está suficientemente demostrado e incluso normalizado. No ocurre lo mismo con el de las cenizas de la biomasa del olivo, objeto de este estudio, cuyas características químicas y físicas mostraron unos resultados muy diferentes a los contrastados en las cenizas tradicionales, fundamentalmente, debido a su inactividad durante los procesos de fraguado del cemento y a que son más finas.
Zamorano Toro advierte de que, a la luz de los resultados de este trabajo, "la utilización de cenizas volantes de biomasa como fíller en hormigón autocompactante es factible", si bien reconoce que es necesario realizar un estudio a mayor escala y con un alcance más amplio para garantizar la fabricación de hormigón de alta calidad.