Una senda copada de eucaliptos junto al Camino Viejo de Coín en Las Lagunas de Mijas, sirve de majestuosa entrada a uno de los últimos molinos que conserva en activo la Costa del Sol. El desarrollo urbanístico y turístico de la comarca acabó con una industria que ahora la familia Ayala quiere recuperar con la puesta en funcionamiento de un espacio que llevaba décadas en desuso.
En los próximos días, los hermanos cerrarán su primera temporada de producción durante la que han molido más de 140.000 kilos y han trabajado de diversas maneras: adquiriendo las aceitunas a los agricultores; haciendo las veces de almacén para que «sobre todo los pequeños productores, familias y amigos», reconoce el propio Modesto Ayala, encargado del lugar, puedan recabar hasta 400 kilos de materia prima para obtener el aceite.
Prensado con capachos
Uno de los principales atractivos de este espacio, además de ser uno de los únicos en la Costa del Sol Occidental, al menos en un radio de 60 kilómetros, es el fomento del sistema tradicional de producción de aceite. Para ello, el prensado se realiza en una máquina con sistema de capachos -similar al de principios del siglo pasado- «permitiendo así que el aceite no pierda su sabor ya que no es necesario que se centrifugue, se realiza todo el proceso a través del método de la decantación», comenta Ayala.
Pese a que, quienes gestionan el espacio definen el proceso que utilizan como «muy laborioso», también admiten que el resultado «merece mucho la pena, porque el producto final es totalmente natural». Por otro lado y pese al empleo de sistemas tradicionales, los precios a los que hacen frente los agricultores son similares a los de otros molinos existentes en la provincia.
El mantenimiento de este modelo de producción ha sido posible gracias a unas importantes tareas de recuperación y adaptación del molino, cuya reforma anterior databa de 1945. Desde un primer momento, los propietarios tenían claro que querían mantener la arquitectura tradicional del espacio, así como toda la maquinaria de herencia familiar que aún pudiese funcionar. «Tenemos una visión romántica de la almazara, no lo vemos como una empresa para producir mucho, sino una forma de mantener y conservar el legado familiar», explican.
Por ello, contactaron con la empresa Aguilera e Hijos de Priego de Córdoba, que se ha encargado de recuperar toda la maquinaria así como de volver a tornear las piezas que se encontraban en peor estado, e incluso han fabricado nuevamente otros elementos. Esta restauración permite a la almazara moler hasta 5.000 kilos por día de trabajo.
Otras actividades
Los hermanos Ayala han querido ir más allá de la puesta en marcha de la infraestructura. La adquisición de aceitunas les ha permitido embotellar para su venta al público el ya denominado 'Aceite de Mijas. Cortijo de la Torre', categoría virgen. Se presenta en varios formatos: botellas de 75 cl de cristal junto con garrafas de 2 y 5 litros.
Además de conseguirlo en las propias instalaciones, estará disponible en tiendas de alimentación.
Por otro lado, son conscientes de la excelente ubicación que tienen con respecto a la comarca de mayor potencial turístico de la provincia. Así, quieren cerrar acuerdos con administraciones públicas y con touroperadores para ofrecer a los visitantes -también a colegios y otros colectivos sociales- excursiones a través de los encantos de una almazara que ha sabido volver a funcionar sin perder ni uno solo de sus atractivos tradicionales.