cabecera olearum

Noticias

Los Olivos Monumentales. Luis Rallo
volver
27 de junio de 2012
Córdoba
Luis Rallo

El catedrático Luis Rallo nos hace una reflexión sobre estas esculturas vivas por donde corre la savia

Los olivos, como todas las plantas, se asientan donde nacen. Permanecer en el espacio y en el tiempo es su modo de libertad. La multiplicación por semilla ha sido su estrategia natural de dispersión. La adaptación al ambiente su garantía de supervivencia. Gracias a ambos mecanismos, dispersión y adaptación, el olivo silvestre, nuestro acebuche, pobló el Mediterráneo antes de la aparición del hombre.

Hace unos 6.500 años, los primeros olivareros aprendieron a sembrar fragmentos de acebuches sobresalientes que reproducían exactamente las características de las plantas originarias. Había nacido la olivicultura con una técnica intuitiva y sencilla: plantar trozos de ramas y raíces, o separar y plantar retoños brotados alrededor de los troncos de aquellos acebuches que llamaban la atención del hombre. Se había descubierto lo que miles de años después el mundo contemporáneo ha llamado clonación.

Los acebuches y olivos centenarios y milenarios representan sin duda, allá donde se encuentran, la más bella expresión de la libertad de los olivos. Hay muchos motivos para conservarlos en su lugar de asiento. En primer lugar su valor patrimonial. Estos árboles, por sus dimensiones impresionantes y formas diversas, unas veces armónicas, otras tortuosas, siempre monumentales, se alzan como testimonios vivos de un pasado incierto que invita a la admiración, a la reflexión y a la investigación: ¿quién y por qué se plantaron estos olivos?, ¿qué han visto durante su vida?, ¿cómo han podido durar hasta el presente? Origen, testimonio y permanencia siempre inquietaron al hombre. Se trata en el fondo del motivo de la conservación de todo Patrimonio.

Los olivos monumentales son además piezas de un mosaico para seguir el rastro de su cultivo. ¿Qué edad tienen? ¿A qué variedad corresponden? ¿Cómo se propagaron y plantaron? ¿Quiénes y cómo los han cultivado? Pocos trabajos hay en el mundo sobre estos árboles singulares y los métodos para su estudio aún están en sus albores. Además la determinación de su edad, salvo constancia documental, aún es muy imprecisa. Esto último sucede en algunos olivares de la edad moderna (Olivos del Jardín de los Frailes en El Escorial; Olivos de la Iglesia de San Luis, próxima a Méjico D.F; Olivo de Cuatricentenario en Aimogasta, Argentina; Olivos de Las Misiones en California, etc.). La búsqueda de métodos precisos de datación sigue abierta y representa un reto para la dendrocronología.

A pesar de estas limitaciones la información que proporcionan es valiosísima. Hemos aprendido que en muchas comarcas el comienzo del cultivo fue precedido por un aclareo del bosque mediterráneo, facilitando tierras para pastos con los que alimentar una cabaña ganadera trashumante. Esta primera etapa fue seguida por el sobreinjerto de los acebuches del bosque adehesado con variedades del entorno de mayor rendimiento oleícola. Este doble uso del territorio, agrícola y ganadero, es un antecedente del actualmente perseguido uso múltiple del territorio en zonas de escaso potencial agrario. También hemos aprendido la antigüedad de algunas variedades y que la mayoría de los olivos monumentales de Andalucía corresponden a otras en riesgo de desaparición. De nuevo estos olivos ilustran temas que hoy preocupan como la erosión genética, es decir la pérdida de biodiversidad. Resulta llamativo al respecto que la variabilidad genética de las variedades de estos olivos desborde los límites de las actualmente cultivadas en Andalucía. Tampoco se debe en ningún caso subestimar el valor adaptativo de variedades o acebuches que han crecido durante siglos en condiciones de estreses como la sequía extrema o la salinidad.

Los olivos monumentales constituyen también una oportunidad para extender “urbi et orbe” la cultura del olivo y de sus productos. Exposiciones itinerantes y globales sobre el mundo del olivar en torno a estos monumentos naturales, que incidan también en el arte y la literatura asociadas, coordinadas con campañas de promoción del aceite de oliva y de las aceitunas de mesa, enfatizando la diversidad y calidad de ambos productos, representan sin duda una aproximación nueva para difundir el conocimiento del mundo oleícola y el valor de sus productos. Complementar estas exposiciones con recorridos pedagógicos de antiguos acebuchales y olivares, así como de acebuches y olivos singulares, pueden permitir que la ciudadanía mire, sienta y se emocione con los olivos monumentales. Sensibilizar a la población sobre el valor de este Patrimonio y promulgar una norma de protección que garantice su conservación sería un excelente y obligado final para esta iniciativa…. y la apertura de una fértil avenida para nuevas investigaciones.

Luis Rallo. Universidad de Córdoba

Olivo del Pulgarín Bajo. Alfarnate (Málaga). P.L
Olivera de Nadal. Colungo (Huesca). P.Lorenzo
Olivo de Casa Arias. Casabermeja (Málaga). P.L
usuario/a
contraseña
 
botón bibliografía
botón bibliografía
botón bibliografía