
Desde mayo y posiblemente hasta septiembre, los inspectores del Area de Salud de Badajoz realizarán cerca de 500 controles a establecimientos que realizan frituras (churrerías, freidurías, comedores de colegios y residencias, entre otros de comidas preparadas) para conocer el estado de los aceites y las grasas que utilizan y el grado de rotación.
La compra de los equipos a los veterinarios y farmacéuticos para medir los niveles de compuestos polares (compuestos tóxicos que se producen en el aceite cuando no se emplea correctamente o se utiliza más tiempo del recomendado) retrasó el inicio de esta campaña, que estaba previsto para el primer trimestre del año.
Se ha planificado controles en las 21 zonas de salud del área, donde los inspectores están controlando el tipo de aceite que se emplea, las condiciones y mantenimiento de los equipos que se usan (freidoras) y las condiciones de limpieza.
También valoran las prácticas de fritura que inciden en el aumento de compuestos polares y el aspecto físico del aceite (si está demasiado oscura, si tiene espuma o mucho humo).
En cada visita se entrega a los responsables de los establecimientos una hoja con recomendaciones, en la que se indica que no se deben mezclar aceites, que los alimentos deben secarse bien antes, que la temperatura no debe superar nunca los 180 grados de temperatura y que la freidora debe limpiarse con frecuencia.
El aceite se debe cambiar cuando se vea que tiene espuma, que está oscurecido o viscoso y con sabores anómalos. Los compuestos polares no deben superar nunca el 25%.
Estas recomendaciones, según Sanidad, no son sólo para los profesionales sino para todas las personas que frían alimentos.