cabecera olearum

Rutas

volver

Un paseo entre testigos únicos del transcurrir de la historia

Texto

En España existen varias rutas que invitan a descubrir los paisajes singulares que dibujan los olivos milenarios, monumentos vivos de nuestra historia.
El aceite de oliva es uno de los más sabrosos y antiguos patrimonios con los que cuenta España. Su cultivo milenario y sus características autóctonas se han ido manteniendo de generación en generación para convertirse en un cultivo tradicional e inherente a nuestro país.

Así, todavía quedan algunos lugares donde el aceite de oliva es hijo de la tradición, historia viva de nuestra tierra, como el Territorio del Sénia, a caballo entre las provincias de Castellón, Tarragona y Teruel, que concentra el mayor legado de olivos milenarios o monumentales del mundo, configurando un paisaje conocido como “mar de olivos”. En esta zona se localizan un total de 4.157 de estos árboles, que han sobrevivido al paso de los siglos y que tanto por su espectacularidad morfológica como por su ubicación al lado de la antigua Vía Augusta, permiten deducir que ya fueron cultivados por íberos, fenicios, griegos, romanos y árabes.

Mancomunidad del Sénia

Como iniciativa para la valorización del patrimonio agrario y cultural ligado a los olivos milenarios, dentro del Territorio del Sénia se organizan diferentes rutas para visitar estos monumentos vivos, resultado del trabajo bien hecho de centenares de generaciones. En la localidad tarraconense de Ulldecona, donde se encuentra el conjunto de estos árboles monumentales más importante de Cataluña, se puede hacer un recorrido por la Finca del Arion, que cuenta con más de 200 olivos con entre mil y dos mil años de antigüedad, entre ellos la Farga de L\'Arion, que tiene 8 metros de perímetro y ha sido catalogado como árbol monumental por la Generalitat de Catalunya.

Asimismo, en el norte de la provincia de Castellón, en el Maestrat, la zona con mayor concentración de olivos milenarios que existe, el grupo cooperativo Intercoop y la cooperativa comarcal Clot d’En Simó han creado siete rutas en las que estos árboles monumentales son los grandes protagonistas.

Las rutas están ligadas además al patrimonio arquitectónico y cultural, con edificios como el Molí de l\'Oli, que se quiere convertir en un museo, la Vía Augusta, el legado romano, las ermitas y las fuentes que existen en el entorno. Todo ello está debidamente señalizado con un gran panel informativo de la ruta a la entrada de cada municipio, así como señales y paneles explicativos de los diferentes puntos de interés, para que los visitantes puedan realizarlas por cuenta propia, aunque la cooperativa Clot d’En Simó ofrece, también, visitas guiadas gratuitas.

Sin salir de Castellón, en la localidad de Vilafamés es posible visitar los olivos milenarios y contemplar las extrañas y enrevesadas formas de sus troncos y ramas. Igualmente, en el municipio turolense de Peñarroya de Tastavins, que cuenta únicamente con tres olivos milenarios en una finca yerma -los únicos ejemplares que se salvaron de una histórica helada que acabó en 1956 con la mayor parte de los olivares de la comarca del Matarraña-, el ayuntamiento local pretende dignificar el entorno instalando paneles informativos que expliquen la singularidad de estos árboles monumentales.

Cerca de allí, en la provincia de Huesca, la comarca del Somontano también planea crear una ruta de olivos milenarios “que pueden llegar a tener desde 800 a 1.500 años o más y que son patrimonios vivos. Que un cultivo haya sido preservado por tantas culturas y generaciones refleja su importancia y ahora deberíamos valorarlo más y dignificar la labor del agricultor”, asegura Mariano Lisa, alcalde de Santa María de Dulcis.

De oleoturismo por Mallorca

En la isla de Mallorca también existen numerosos olivos milenarios esparcidos por todo el paisaje rural mallorquín, y cuatro de ellos sobresalen por encima del resto por su especial valor: Es Camell, Na Flamarades (con sus espectaculares llamas), Sa Madona des Barranc y el olivo de Cort, que fue trasladado hace un par de décadas desde una finca de Pollença hasta la plaza del ayuntamiento de la capital, Palma, y que sorprende al viajero por las caprichosas formas de su tronco, en las que se pueden adivinar desde una oreja hasta la cara de un cabezudo.

También se puede visitar el barranco de Biniaraix, un típico olivar de montaña con árboles centenarios, el olivar de Sa Tanca de s\'Atzeroler, que consta de ejemplares milenarios con formas tan extraordinarias que atraen a pintores y fotógrafos, y el olivar de Coma-sema.

La cuna del olivar

Andalucía, la región olivarera por excelencia, no podía ser ajena a esta modalidad de turismo, y así, en la provincia de Jaén, Martos, el primer municipio productor de aceite de oliva del mundo, cuenta con la ruta de los Olivos Centenarios, en la cual destaca el olivar del Llano de Motril, donde se pueden encontrar árboles que tienen más de 500 años de antigüedad, algunos de ellos verdaderas esculturas vivientes, mientras que en Granada, la localidad de Órgiva posee una ruta circular que permite recorrer un olivar plantado en tiempo de los árabes.


FUENTE: Javier González Kirchner

usuario/a
contraseña
 
botón bibliografía
botón bibliografía
botón bibliografía