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RUTAS POR EL ALTO ARAGÓN

Cuaderno de viaje. 28/02/2010

Hoy visitaremos Panillo, una localidad ribagorzana situada junto la HUV-6441, carretera que comunica Graus con La Fueva. Por aquí llegaríamos, también, a Pano, el monasterio budista o Troncedo y Formigales si siguiéramos más hacia el norte.

Panillo presume de su molino de aceite. Es espectacular. Se conservan la balsa de moler, con el ruello, y la viga de madera de la prensa que tiene 12 metros de longitud. Según reza una inscripción en esta viga, el molino dataría de 1889. Fue reformado tras la última guerra civil española, quedando fuera de uso pocos años después. Ha sido rehabilitado recientemente. Solamente para ver esta almazara merece la visita a Panillo, pero hay más elementos de interés.
La mañana del 29 de enero era fresca pero no azotaba el viento como sucedía en la tierra llana. Una señora limpiaba una manta en el balcón de su casa y se interesaba por el origen de los visitantes. Hablando de las casas del pueblo nos comentaba que una, situada en un extremo del pueblo, estaba siendo rehabilitada por sus nuevos dueños, una familia de Madrid. Debe impresionar a una persona nacida en una gran ciudad el poder estar en una casa y que, al abrir las ventanas se vea el campo o la montaña y se escuche el canto de los pájaros.

Junto a la estructura del molino de aceite está la iglesia parroquial. Está dedicada a Santa Engracia. Según se explica en la página www.sipca.es se trata de un edificio realizado en mampostería, de una nave, cubierta con bóveda de cañón salvo en el tramo de los pies, sobre el coro, donde lo hace con crucería. Adosada a la cabecera, se levantó una torre de planta cuadrangular, dividida en cuatro cuerpos. Sería un templo levantado en el siglo XVI y reformado en el XVIII.

Otro elemento que ha hecho conocido a Panillo en las últimas décadas es el Centro Budista Vajrayana Dag Shang Kagyu. Los monjes llegaron en los años 80 del siglo pasado. La tranquilidad y el entorno favorecieron la elección de este lugar para instalar este monasterio. Hace más de mil años y un poco más al norte hubo aquí otro monasterio, en este caso cristiano, dedicado a San Juan y levantado cerca de Pano y del que se conserva su iglesia. Pero lo dejamos para otra excursión porque también merece una visita detenida.

La almazara, el pueblo, el centro budista y el castillo. Terminaremos la visita a Panillo conociendo lo que queda de su cercana fortaleza: una torre, un lienzo de muralla y la capilla del recinto castrense. Debemos volver a la carretera y tomar un desvío a la altura de la ermita de la Virgen de la Collada. Desde aquí, con los desvíos señalizados, llegaremos al castillo de Panillo tras un breve paseo. Conforme ganamos altura vamos disfrutando de excelentes vistas del espacio ribagorzano.

Este castillo es denominado indistintamente de Pano o de Panillo, aunque Manuel Iglesias Costa considera que ambas localidades tuvieron su propio castro y que este sería el de Panillo. Aquí sitúa también una desaparecida población, Puebla de Panillo, que figuraba en el censo de 1586. Los restos que aparecen junto a la ermita serían los de sus casas. Son datos que incluye en su libro Arquitectura Románica (1987).

Este autor considera que debió haber en Graus o en sus cercanías un equipo de constructores, responsables de edificar este castillo, San Juan de Besiáns, San Martín de Perarrúa y Caballera. Sitúa su construcción "a lo máximo" entre 1080 y 1110, hablando de una "cierta singularidad" en su trabajo.
Esteban Lorente, Galtier Martí y García Guatas, en "El nacimiento del arte románico en Aragón (1982), consideran que la muralla se levantó en torno al año 1050 y la torre en 1060. La iglesia sería, para estos autores, obra de comienzos del siglo XII. Se conserva el ábside semicircular y parte de los muros. El suelo del templo es la roca sobre la que se levantó el edificio.
Bernabé Caballero Subiza, en el catálogo de la exposición Lux Riparcutiae (1998), mencionó este castillo en su artículo "Datos para el estudio de la influencia de las fortificaciones islámicas en los castillo de Ribagorza: la fortaleza de Castro".

En los trabajos de restauración llevados a cabo recientemente se ha desescombrado un depósito en la torre que sería el sótano de la construcción, ya que el acceso debía ser por la parte superior. En función de su tamaño y de las consiguientes plantas que luego se levantarían, la torre en cuestión debía ser de envergadura.

Desde aquí las vistas sobre las cuencas del Cinca y el Ésera son espectaculares. Es el mejor final para una excursión.

FUENTE: http://www.diariodelaltoaragon.es