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Castellón; Sueras; Hotel Restaurante Verdià

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El municipio conocido indistintamente como Suera o Sueras es una de las puertas de entrada del Parque Natural de la Sierra de Espadán, el segundo en extensión de la Comunidad Valenciana. Uno de los atractivos de Sueras es que se encuentra en plena naturaleza, aunque a escasamente ocho kilómetros del importante municipio de Onda, a donde se llega en pocos minutos.

Castellón de la Plana, capital de la provincia, se halla también a no más de treinta minutos de Sueras, a donde se llega desde Valencia en escasamente una hora, gracias a las buenas comunicaciones por carretera. Pues bien, en pleno casco histórico de Sueras, a escasos metros del ayuntamiento de la población, se halla una de las más agradables sorpresas que nos hemos podido encontrar últimamente en la Comunidad Valenciana en lo que a alojamientos rurales se refiere. Estamos hablando del hotel-restaurante “Verdià”, que abrió sus puertas a finales de 2004 y que ocupa un edificio del siglo XVI construido sobre la roca de la muralla de la antigua población. Al parecer, en sus orígenes fue casa abadía y casa solariega de algún señor feudal de la zona. Funcionó como molino de aceite y vino hasta los años 70, en que una normativa sanitaria puso barreras a la continuidad de esta actividad tradicional. Y quedó en desuso desde entonces hasta que, su actual propietario, José Antonio Montoliu, decidió dar un nuevo uso a un edificio singular que había pertenecido a sus abuelos y que posteriormente había heredado él de su tío.

El estado del inmueble no era el mejor, pero tras meses de trabajo, consiguió transformar el viejo edificio en un acogedor hotel de diez habitaciones, al que dotó de todas las comodidades actuales. En la rehabilitación y acondicionamiento del edificio siempre se tuvo presente un escrupuloso respeto por las singularidades arquitectónicas del mismo –el edificio estaba protegido de acuerdo con las normas del Plan General de Ordenación Urbana del municipio-, aunque se dotó a la fachada de una zona acristalada en la zona donde antaño había un patio descubierto. Si francamente positivo ha sido el resultado de la combinación de la piedra original de los muros del edificio y del cristal, más espectacular es la estampa nocturna del hotel, gracias a una acertada iluminación que realza aún más la elegancia del histórico inmueble.

En la parte inferior de la fachada principal del edificio, en donde antaño se depositaba el vino y aceite obtenido tras prensar la uva y las aceitunas, se sitúa ahora la recepción del hotel y unos aseos. Las escaleras que unen las distintas plantas del edificio nos conducen al entresuelo, donde antiguamente se situaba el molino y que acoge ahora el restaurante, con capacidad para unas 50 personas y con varios ambientes diferenciados. Preside la estancia la antigua rueda del molino, toda una pieza de piedra cilíndrica con la que se prensaba la uva y las aceitunas. Estamos posiblemente ante el espacio del hotel más espectacular, con arcos de medio punto que se mantienen en perfecto estado y unas paredes de piedra original que por su propio encanto ha hecho prácticamente innecesario cualquier elemento decorativo. De acertadísima podemos calificar la iluminación que a través de focos en el suelo y de apliques en la pared, crea un ambiente especial, francamente cálido.

El restaurante ofrece una cocina con platos típicos de la zona, con la posibilidad de comer y cenar, entre semana, a la carta o en base a un menú diario, que incluye primer y segundo plato, postre, bebida y café. Los sábados y domingos hay que ceñirse a la carta, en la que destacan el “conejo guisadito con verduras de la huerta”, manitas de cerdo, rabo de ternera guisado o chuletas de ternera y chuletón de buey a la brasa.

Las habitaciones del hotel, 4 de matrimonio y 6 dobles, han sido bautizadas con el nombre de pájaros de la zona, algunos “pardalets” de pico duro (se alimentan de grano) y otros de pico “moll” (comen insectos). Así, en la planta primera, donde se encontraba antiguamente la vivienda de los propietarios, se sitúan las habitaciones “Trencapinyols”, “Verderol”, “Pinsà”, “Pasarell” y “Gafarró”, albergando la segunda planta (donde antaño se preparaban los embutidos y se guardaban las cosechas) las restantes cinco habitaciones: “Tallarol” o “Buscarreta”, “Rossinyol”, “Pit Roig”, “Oroneta” y “Lluer”. Todas disponen de televisión y teléfono, climatización frío-calor, armarios, escritorio personal y cuarto de baño equipado con cabina o bañera de hidromasaje. La habitación “Trencapinyols” cuenta, además, con cama con dosel, mientras que la “Lluer”, situada en la segunda planta, tiene de una agradable terraza con mobiliario de jardín, techo inclinado y cama y armario a juego restaurados.
Las tarifas del hotel “Verdià” son muy interesantes. Los clientes pueden hacer uso de cunas para sus bebés de forma gratuita.

El casco urbano de Sueras, situado a 316 metros sobre el nivel del mar, está bien cuidado y mantiene las calles estrechas que denotan su origen musulmán, destacando la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, de generosas dimensiones teniendo en cuenta el tamaño de la población, con un censo oficial que alcanza actualmente los 640 vecinos. Desde Sueras podemos acercarnos a la vecina localidad de Onda, en donde podremos visitar dos interesantes museos: el del “Taulell”, en donde se pueden contemplar colecciones de cerámica valenciana, y el de “Ciencias Naturales El Carmen”.

Sueras es un punto de partida perfecto para realizar excursiones por el Parque Natural de la Sierra de Espadán. En el propio término municipal de Sueras se encuentran las ruinas del castillo del que toma nombre la población y numerosas fuentes de las que brotan cristalinas aguas. Varios senderos de pequeño recorrido pasan por el término municipal, como el PR.V. 161, PR.V.136 y el PR.V. 140, muy interesante ya que nos conduce a la bella población de Aín, en el corazón de la Sierra de Espadán. También el sendero de gran recorrido GR-37, que comienza en Castellón de la Plana y termina en Nules, pasa por las proximidades de la población.

Actualmente resulta muy cómodo llegar a Sueras desde Valencia (en escasamente una hora), ya que a excepción de unos seis kilómetros, las carreteras tienen características de autovía (la N-332 y la nueva CV-10), debiendo llegar hasta Onda, desde donde seguiremos las señales que nos indican Sueras.


DATOS PRÁCTICOS:

- Hotel-restaurante “Verdià”.
- Dirección: Carrer Calvari, 2. CP: 12223 Suera (Castellón).
- Teléfono: 964 613010. Fax: 964 617180.
- www.hotelverdia.com
- E-mail: info@hotelverdia.com

FUENTE: Jordi Calabuig. Diario Tres Provincias.

Molino de sangre el Hotel Verdià. Sueras.Castellón
Fachada principal de Hotel Verdià
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