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Guadalajara; Puebla de Valles; Fiesta del olivo milenario

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Puebla de Valles siempre ha tenido una relación muy especial con los olivos, a los que ha dedicado 4 almazaras y una plaza (una foto de 1.916 lo atestigua).

Olivos centenarios y milenarios pueblan su término municipal; pueden verse junto las eras de arriba del barrio de Triana, en la Solana, ….

En 1.994 se sustituyó el olivo de la plaza por uno milenario que se trajo desde la ribera y en su honor se instituyó la fiesta. Desde entonces Puebla de Valles celebra el día del Olivo Milenario el sábado más próximo al día de San José (19 de marzo).

El sábado, se suele celebrar una misa por los que nos dejaron y comida popular en la plaza de la iglesia. Un homenaje a los olivos y una ocasión para reencontrase con los hijos de la tierra que marcharon a la ciudad.

Unos momentos inolvidables que los mayores viven con especial emoción.


LOS MOLINOS DE LA RIBERA

De pequeño tamaño, piedra única y rulo movida por una caballería, la moliná(operación completa) no superaba los 300 kilos de aceituna para obtener unos 60 kilos de aceite. La operación se repetía tres veces por día y requería tres personas; asi se obtenían 180 litros diarios de aceitE.

El minifundismo de La Ribera, la pobreza de sus gentes, las malas comunicaciones y el tamaño de las parcelas justifican de por si el número de almazaras (hasta 4 en Puebla de Valles) y su escaso rendimiento económico. En los años cincuenta, con la mejora de las comunicaciones y la industrialización (por electricidad), los molinos de aceite cayeron en desuso. Hoy están en ruinas.

Solo el molino del rulo, auténtico museo etnológico de La Ribera y el molino de La Mierla, ambos reconstruidos con gusto, están en buen estado.

Recogidas las aceitunas, se llevaban a la almazara para la molienda y obtención del aceite, proceso que comenzaba después de Reyes. La estructura típica de estos molinos, sus componentes y funcionamiento se explican detalladamente en el libro “Puebla de Valles, usos costumbres, cuentos y leyendas”.

La molienda coincidía con lo más crudo del invierno y por eso el molino se convertía en el centro de reunión de los hombres. En las brasas se asaban patatas, que regadas con el vino de la tierra y aliñadas con sal constituían un buen aperitivo. Las tostadas con aceite virgen recien sacado eran la merienda preferida de los chiquillos.

Las almazaras de La Ribera solían ser propiedad de un grupo de vecinos, y a ellas llevaban sus olivas que serían molidas según el orden establecido por sorteo, previo a la temporada. Sólo cuando se terminaba el trabajo con los socios, se aceptaban olivas de otros vecinos que ya estaban apalabrados.


EL OLIVO MILENARIO DE LA PUEBLA DEL VALLES


La Ribera es rica en olivos, muchos centenarios y algunos milenarios, (se identifican por el tamaño de ramaje y la convivencia de varios troncos nudosos juntos, que en realidad corresponden a un solo árbol); en el casco urbano nunca faltaron. A iniciativa del alcalde, Manuel Sanz Iruela y para potenciar esta imagen, el 19 de marzo de 1.994 se plantó en la plaza un olivo milenario procedente de la vega del Jarama.

Para traerlo fue necesario partirlo en dos y utilizar una grúa especiar, además de reforzar puentes y alcantarillas. Hoy está considerado uno de los árboles más viejos y espectaculares de Castilla La Mancha. Esta son sus medidas: altura 5, perímetro 10,10 y diámetro 3,2 metros.

En recuerdo de este acto, quedó instaurada la fiesta y el olivo milenario se convirtió en el símbolo de Puebla de Valles. Es por ello que la Puebla de Valles celebra la fiesta del Olivo Milenario. Una comida popular y chocolate por la tarde son la excusa perfecta para que hijos de la tierra, vecinos y visitantes compartamos unos momentos inolvidables.


Antigua foto de la Puebla del Vallés
Olivo milenario de la Puebla del Vallés
Olivos centenarios de la Puebla del Vallés
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