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DIETA MEDITERRANEA

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La Dieta Mediterránea Tradicional es una rica herencia que nació de la confluencia geográfica, histórica, antropológica y cultural de tres continentes: África, Asia y Europa.

A partir de la simplicidad y la variedad, en un entorno hospitalario y climatológicamente templado, fue surgiendo una de las combinaciones de alimentos más equilibrada, completa y saludable del planeta.

Por iniciativa de la Fundación Dieta Mediterránea, la nueva pirámide habla de dedicar tiempo a la preparación de los alimentos para hacer de ello una actividad relajada y placentera en la que puedan participar los integrantes de la familia. También de la necesidad de socialización, que no es otra cosa que mirar más allá del aspecto nutricional de la mesa mediterránea. Es preciso recuperar la convivencia que proporcionan las comidas familiares y de amigos.

El nuevo esquema recuerda que los mejores alimentos son los de temporada, frescos y poco procesados. Y esas características suelen tenerlas los productos tradicionales y locales lo que, además, es más respetuoso con el medio ambiente.

Y, por supuesto, la actividad física, concepto que con el tiempo se ha ido perdiendo en la práctica y que cuya ausencia ha disparado los problemas de obesidad.

Un año después de que la Dieta Mediterránea fuera declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco (2010), la pirámide incluye nuevas recomendaciones alimentarias, para reforzar sus ya demostrados beneficios para la salud (prevención de enfermedades cardiovasculares, obesidad, alzheimer, depresión, e incluso, asma bronquial).

Como elementos imprescindibles en las comidas principales no han de faltar los cereales (una o dos raciones) en forma de pan, pasta o arroz, preferentemente integrales; las verduras, que deberían estar presentes en la comida y en la cena y las frutas (una o dos piezas por comida). Para beber, agua (entre 1,5 y 2 litros al día), que puede ser completada con infusiones de hierbas y caldos bajos en grasa y sal. Cada día, además, deberían consumirse unas dos raciones de productos lácteos (preferiblemente yogur y quesos bajos en grasas).

Para cocinar, imprescindible, el aceite de oliva (una cucharada tanto para cocinar como para aderezar), principal fuente de grasa, como novedad se incluyen en el panel especias, hierbas, cebollas y ajos como elementos sustitutivos de la sal. Un puñado de aceitunas y frutos secos pueden ser un excelente aperitivo.

En cuanto al vino y la cerveza, sí, pero con moderación (una copa las mujeres, dos los hombres) aunque esta recomendación no aparece en la pirámide al formar parte del arco mediterráneo países musulmanes.

Aún más moderado debe ser el consumo de proteínas de origen animal. De ahí que las legumbres puedan estar presentes en la mesa tres veces a la semana, igual que las patatas (mejor hervidas). Y de origen animal, escoger pescado (dos o más raciones), carne magra (2) y huevo (2-4). La carne roja y los embutidos pierden presencia si son de baja calidad: una dos raciones a la semana.

Nueva pirámide de la Dieta Mediterránea
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