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CONSEJOS Y MARIDAJE

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Nada mejor que comprobar todos los beneficios del aceite de oliva en el plato. Así lo han hecho desde la Antigüedad en los países mediterráneos, una costumbre que se extendió por el mundo principalmente en el último siglo, gracias a que se ha comprobado ser altamente beneficioso para la salud.

A diferencia de lo que mucha gente piensa, el aceite de oliva no es sólo para aliñar ensaladas. Sus aromas y sabores combinan a la perfección con las más variadas preparaciones, desde aperitivos hasta postres y repostería. Sopas, guisos, verduras, pastas, carnes de todo tipo, mariscos, arroces y cualquier legumbre puede beneficiarse de las propiedades de este milenario producto.

Las variedades o zonas de origen aportarán distintas características a las recetas, sin embargo, todos los aceites de oliva comparten el hecho de suavizar la textura de las comidas y colaborar en la fusión y equilibrio de sabores. Si no nos cree, compruébelo usted mismo. Sólo unas gotas de Arbequina, Picual, Frantoio o un blend puede ser la diferencia entre alimentarse y disfrutar del verdadero placer de comer.

El aceite de oliva de oliva en estado crudo conserva todas las características de aroma y sabor, además de las propiedades beneficiosas para la salud. Por lo mismo, se recomienda especialmente para aliñar ensaladas o platos fríos, o para rociarlo en preparaciones calientes antes de servirlas.

Si se utiliza para cocinar, lo óptimo es hacerlo a fuego lento y a baja temperatura. En las frituras y asados, el aceite de oliva virgen es la más estable de las grasas vegetales y no produce reacciones tóxicas como otras grasas. Al freír, forma una capa fina y consistente alrededor del producto, que impide que absorba más aceite y permite retener todos los jugos. Es decir, la comida quedará muchísimo menos grasosa que con otros aceites.

Para conservar su integridad y frescor se debe mantener alejado del calor excesivo, del aire, de la humedad y, sobre todo, de la luz solar. Almacénelo en un lugar oscuro, fresco y seco.
Idealmente debe servirse en el envase original, ya que echarlo a otro recipiente implica un riesgo de contaminación y oxidación.

La temperatura óptima de conservación es de 20°C. Con frío puede espesarse temporalmente, pero eso no afecta sus propiedades.

Es recomendable su consumo preferentemente antes de un año, a partir de la fecha de envasado.

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