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III Edición de LA MOLIENDA DE RIOGORDO

Del 21 de febrero de 2014 al 23 de febrero de 2014
Riogordo (Málaga)
OLEARUM

Texto

Por tercer año consecutivo OLEARUM ha participado en la organización de LA MOLIENDA DE RIOGORDO.

Aquí os dejamos con la crónica de Agustín Serés Santamaría, socio de OLEARUM, venido expresamente desde Lérida a participar en esta Fiesta de la Cultura del Oro Líquido.

Gracias Riogordo por tres días inolvidables.

El pasado fin de semana del 21-22 de febrero pude vivir de cerca algo único, algo de lo me habían hablado y de lo que había visto imágenes, pero la realidad que me encontraría en este caso superaría con creces lo que me podía imaginar, “la Molienda de Riogordo”. En esta población de la Axarquia malagueña pude apreciar lo que puede hacer la gente comprometida con proyectos sobre la cultura del aceite de oliva de calidad, sobre todo cuando se tiene pasión y creatividad. La Molienda del Riogordo, en su tercera edición, ha conseguido un año más implicar en una fiesta de carácter popular a un buen grupo de la población.

Lo que voy a describir a continuación es una experiencia única y muy personal. Esta empezó el viernes 21 por la tarde, cuando un buen amigo y hermano, un auténtico enamorado de la comarca de la Axarquia, Francisco Lorenzo Tapia y yo nos pusiéramos en marcha después de haber comido un excelente chivo malagueño en un lugar muy singular de la sierra. Primero visitamos en el Pulgarín bajo a Paco Molina, un hombre acogedor que nos mostró su singular molino aceitero, ahora una autentica casa rural, acto seguido andamos arriba y abajo por los campos cercanos y en poco espacio de tiempo pude ver muchos olivos monumentales, más de los que nunca había visto hasta ahora. Con las últimas luces de una ventosa tarde, llegamos a Riogordo. Allí, a las orillas del río de la Cueva, en el Molino de las Tablas, un molino harinero, habilitado como casa rural, con varios siglos de historia perfectamente restaurado, nos recibió Luna una perra pastor alemán y su hospitalaria dueña Peggy, una chica muy flamenca, esto es, por haber nacido en Flandes. Peggy nos mostró los huertos de naranjos y limoneros, la piscina, y las habitaciones, cada una tiene el nombre de un fruto, todo muy cuidado, a mí me tocó la habitación de la aceituna, a Paco la del higo. Dejamos nuestro equipaje, nos pusimos los uniformes de OLEARUM y nos fuimos para el centro del pueblo. Después de subir y bajar varias de sus empinadas calles, llegamos al edificio del incomparable Museo Etnográfico de Riogordo, allí nos recibió Pepi, la dueña de la casa, una persona simpática y afable que nos ayudó a preparar y colocar todas nuestras cosas para el acto inaugural, olivo que gotea, las mesas, etc. Una vez todo organizado, como tenía tiempo me dediqué a explorar algunos de los muchos rincones del Museo, un edificio singular donde, entre muchas otras cosas, pude ver el molino de sangre del siglo XVII en perfecto estado, el cual yo ya conocía por las fotos y los videos de Antonio Campos, mi sorpresa fue sus grandes dimensiones y lo ordenado que estaba todo. También pude fijarme en los múltiples rincones decorados con exquisitos detalles de épocas pasadas, todos ellos relacionados con el molino y la molienda. Sin duda eso tenía que ser obra de una persona meticulosa con gran sensibilidad y cariño por las cosas bien hechas, sin duda tenía que ser el trabajo de Enrique Godínez, propietario del museo y alma de todo lo que allí tendría lugar, una persona cabal al que conocí en Jaén en el mes de mayo con su ponencia en Expoliva sobre la Molienda de Riogordo.

Seguimos con el acto de inauguración en la sala de exposiciones del museo, donde se podían ver tres tipos de elementos, planos de almazaras, otros elementos relativos a la publicidad del aceite de oliva en el siglo pasado y la tercera exposición era una magnífica colección de fotografías almazareras de mi amigo Paco Lorenzo. También en uno de los rincones pusimos un olivo de los míos, de esos que gotean. Entre los asistentes al acto reconocí a Antonio Gavilán, concejal de turismo y comercio, una persona alegre y amigable, con la cual compartí en su coche el trayecto Jaén-Granada el pasado mes de mayo. Las conversaciones con el siempre son enriquecedoras. La inauguración la presidió, Antonio Alés, el alcalde de Riogordo, un hombre que hace honor a su profesión de docente. También estuvieron presentes Leila, una chica londinense, que se encargaba un poco de todo y nuestro amigo y cómico favorito, también miembro de OLEARUM, Antonio Galindo, el “siete”. El Siete tiene una gran colección de instrumentos de la molienda en Antequera y hace tiempo que me perseguía para que le diseñase un reloj de Sol. Total que no tenia otro remedio que cogerle la palabra, cogí un trozo de papel de envolver, en el que habían traído un enorme pan que tenia la inscripción Molienda de Riogordo, y se lo diseñe allí mismo, quedándose contento y satisfecho. Ahora espero que él se ponga en marcha y prepare el material para construir el que podría ser el reloj de Sol más grande de Andalucía.

La última parada del día la hicimos en el bar de la esquina, donde tomamos unas cervezas y unas tapas. Yo solo deseaba ir para el molino, no a moler nada, que para decir molido, molido ya estaba yo y bien molido después de una larga jornada que se inició a les 5 de la mañana. El Siete se unió a nosotros y también durmió en el Molino de las Tablas.

Por la mañana Peggy nos tenía preparado un generoso desayuno que incluía pan recién hecho por ella misma, además de los tradicionales zumo de naranja natural, aceite de oliva virgen extra de Riogordo, pan tostado y mantequilla, para no faltar a su tradición centro europea. Nuestro presidente dejó constancia en el libro de visitas de nuestra pernoctación allí. De allí directos al museo, aunque según el programa teníamos que visitar la cooperativa y tomarnos un desayuno molinero. Una vez en el Museo conocí al Tato y al equino de su amigo Barni, los personajes más conocidos del pueblo. A la cita acudió, perfectamente uniformado, Luis Navarro, otro de los socios fundadores de OLEARUM, que estaba preparando un Encuentro Poético Musical “Andalucía en blanco y oliva”, en Sevilla, y en la que participaría activamente nuestra asociación. Luís es una persona por la que tengo un gran aprecio, que creo que es un aprecio mutuo. Desde Jaén vino, todo un personaje del mundo de la cultura del aceite, me refiero a Juan Pedro García Quirós, una persona de buena planta, culta, de verbo fácil, aunque por su apariencia nadie lo diría, todo un alambique que destila cultura popular.

Las aceitunas estaban listas y empezaron a caer del cajón y a rodar la piedra. Después de unas vueltas sin incidentes, se oyó un seco crujido, la cosa no iba ni para atrás ni para adelante. El palo que saltaba sobre la carraca de la parte superior, se había encallado con uno de los soportes verticales. Con el inicio inminente de la sesión matinal empezó a cundir el pánico. En mi opinión aquello tenía fácil solución, así que junto a Enrique Godínez, nos pusimos manos a la obra, el palo que saltaba de diente en diente era demasiado largo. Se tenía que cortar unos 5 centímetros. Enrique lo cortó y lo volvimos a montar y empezó a dar vueltas. Solo fue una anécdota, después funcionó correctamente todos los días.

Empezaron con las conferencias, la primera fue la de Javier Almellones, un periodista miembro de la Carta Malacitana. El hizo un repaso histórico del aceite, que ya iba bien para mi conferencia, y habló sobre las nuevas tecnologías en una ponencia bien estructurada y demostrando un profundo conocimiento del tema. A continuación me tocaba a mí. Me presentó al público, Paco Lorenzo, como médico que me conoce bien, hizo una minuciosa disección de mi persona. Con tal presentación y tanto elogio no podía dejarle mal, así que agudicé mi instinto de encantador de serpientes y me lancé al ruedo. Al preparar la conferencia ya había pensado en una presentación un tanto lúdica, así que les hablé de Cenicienta, que al fin y al cabo es lo que es la cultura para el mundo del aceite. Después me fui adentrando en terrenos más filosóficos y empecé a desgranar algunos temas que incumbían más o menos a todos los asistentes que quisieran escuchar. Yo creo que no dejé a nadie indiferente, por este motivo las conclusiones las dejé en el aire, para que cada uno sacase las suyas propias. Entre los asistentes, al fondo vi a Víctor Pérez de Finca La Torre, una persona sencilla, modesta y muy trabajadora, no es de extrañar que sea el reciente ganador del Premio al Mejor Aceite de Oliva Virgen Extra de Málaga de la campaña 2013-2014 y del Premio Alimentos de España al mejor Aceite de Oliva Virgen Extra por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Víctor y todo el equipo de Finca la Torre se dedican al aceite de oliva virgen extra de calidad en cuerpo y alma. Pero fue fiel a su cita con la Molienda de Riogordo y colaboró posteriormente a montar el cargo de capachos y apretar la palanca de la prensa.

Después de las ponencias se entrego el premio “Olivo de Fúxcar” a tres hermanos olivareros del pueblo, los hermanos Vida Podadera (Salvador, Francisco y Rafael) apodados “Los Minutos”, una iniciativa muy interesante para reconocer una trayectoria de las personas del pueblo entregadas en cuerpo y alma al cultivo del olivar. Se les entrego una preciosa reproducción del vareo de un olivo. También nos entregaron una placa a los ponentes a Javier y a mí, lo que me hizo mucha ilusión.

Paco Lorenzo impartió un taller de iniciación a la cata cuya base era el aceite de oliva virgen extra elaborado en la provincia de Málaga. Presentó monovarietales de “Manzanilla Aloreña” de la Comarca de la Sierra de las Nieves, “Hojiblanca” de la Comarca de Antequera y “Verdial de Vélez” de la comarca de La Axarquía. La gente se interesó por el tema y al final ya eran capaces de diferenciar un aceite de oliva de un virgen extra. Finalizada la cata algunos nos desplazamos a las piscinas municipales, allí nos esperaba Manuel Mérida, un cocinero profesional que trabaja en un hotel de la Costa del Sol. Elaboró varios platos tradicionales y típicos de la comarca para la ocasión, desde un “aguaillo” hasta un par de recetas de chivo lechal malagueño, producto muy prestigioso en la comarca de La Axarquía. Yo probé el chivo a la miel, que estaba delicioso.

Paco me urgía para regresar al museo, por aquello de ser puntual al iniciar la representación, cuando de repente aparece un grupo tocando castañuelas, violines, guitarras, platillos, etc. Deduje que se trataba de los Verdiales, la mayoría era gente joven, pienso que todos ellos tocaban sin saber nada de música y ninguno sabría distinguir un Do de un Fa, pero animaban el ambiente.

A las 5 de la tarde, hora torera por excelencia, se inicio la representación de “Fúxcar y los cómicos molineros” Si el teatro es sorprender, sin duda lo consiguieron. Me sorprendió como un grupo de actores, en su mayoría no profesionales, iban desgranado con su buen hacer la obra escrita por Enrique Godínez. Una puesta en escena muy profesional y ambientada, donde participaron además de los actores, el grupo de verdiales y un grupo de mujeres cantoras de la Asociación El Borbollón de la localidad, estás ultimas le ponían más voluntad y afinación que otra cosa, como en la vida real, así fueron sonando canciones y ritmos populares del tiempo de la recolección de la aceituna. Un total de nueve actores, eso sin contar con el Tato, el Barni y el equino, y un reducido equipo de realización, bajo la batuta de Francisco Corpas, fueron conduciendo la trama desde la mitología griega, con Atenea y Poseidón, hasta diferentes escenas acordes a la época del molino donde se hacia la actuación, Así pudimos contemplar una comedia de enredo entre molinera, jornaleros, dueño, justicia, molinero, etc. La actuación se prolongo más de una hora para el deleite de los asistentes.

Una vez finalizada la actuación, es decir fuera de programa, se hizo un cargo con la pasta extraída en una prensa de finales del S. XIX. Al ser una pasta no batida y en frío, apenas rezumó aceite. Se dejó el cargo toda la noche para ver si por se podía conseguir más zumo de aceituna. Yo le pedí a Pepi un trapo limpio para ver si podía sacar flor de aceite con un trapo, y me di cuenta que era una funda de almohada, lo cual me iba muy bien, até uno de los extremos, puse unos 15 kilos de pasta en su interior y lo colgué por el otro extremo a un viga, y el invento empezó a hacer magia y destilar gota a gota oro líquido que caía en un cubo metálico, se estaba elaborando aceite de talega, a la antigua usanza.

Al día siguiente, tras pasar la noche en Málaga y tomar un excelente desayuno molinero, nos fuimos para Riogordo, Paco y yo, eso sí muy bien acompañados por Lucia, la hija menor de Paco de 7 años, a la cual no le cae nada en saco roto, y Tere su mujer, una persona encantadora y sufridora, con unas dotes innatas para la encuadernación y las manualidades en papel. Lo primero que hice al llegar al museo fue ver cuanta flor de aceite se había recogido en el cubo, unos dos litros además de otro de alpechín, no era virgen extra, pero virgen sí.

Asistí en la sala de exposiciones, al taller de iniciación a la cata de Alfredo Rivero del laboratorio Labsur de Riogordo, que habló de forma científica sobre los distintos tipos de aceite de oliva virgen extra de la variedad “Verdial de Vélez”, el mayoritario en la zona. Se advirtió que la recolección tardía de este fruto perjudica la calidad del mismo y se sugirió una recolección temprana si se quiere valorar el producto.

Una vez despejada la sala de exposiciones se inició la representación, con los mismos actores de la tarde anterior. En esta ocasión la seguí en la parte de arriba, por el acumulo de gente no se podía bajar al molino, ni por el pasadizo secreto. Como ya conocía el sainete, lo pude seguir por megafonía, así también pude ver la escenificación de Atenea y Poseidón que me había perdido la tarde anterior. La asistencia de público fue masiva y éxito rotundo.

Las actividades matutinas se complementaron con el concurso de lanzamiento de hueso de aceituna en sus dos categorías, hasta 14 años y mayores. Desconozco los ganadores y las marcas que consiguieron, tampoco sé si son de record o no. Para esta ocasión se contó con la colaboración de la D.O.P Aloreña de Málaga, que aportaron las aceitunas. También teníamos un concurso gastronómico donde se participaba por parejas y la única condición era ser de la misma familia y tener una generación interpuesta. Se presentaron 4 platos, cada uno de los miembros jóvenes de la pareja tenía que defender y dar explicaciones de su plato, así los cuatro niños, Saray, Pablo, Elena y Clara, nos contaron como se había elaborado el plato y sus ingredientes, Pablo fue el ganador. En la calle, delante de la puerta del Museo se entregaron los premios a los ganadores y se inició el baile de rueda, era un grupo de Málaga capital que nos hizo una demostración de este baile típico “maragatas”. La mayoría era gente mayor, por lo que deduzco que debe ser algo que no atrae a la juventud, a diferencia de lo que sucede en los verdiales donde predomina la gente joven.

Después de una comida de hermandad, donde acudieron todos los implicados en esta fiesta, para comer arroz y helado de nata, se clausuró por este año “la Molienda de Riogordo”. Nosotros como teníamos tiempo, recogimos todos los artilugios que habíamos puesto, ordenadores, árbol, etc., y los cuatro nos fuimos para Málaga.

Mi impresión más sincera es que no creía que tanta gente pudiera estar comprometida en un acto a favor de la cultura del aceite. En el tríptico de la Molienda pude contar 17 entidades que habían participado en su organización o colaboraron de alguna forma. Esto era insólito para mí. Por lo tanto no puedo hacer otra cosa que expresar mi más sincera felicitación a los organizadores de este evento y estimularles a que sigan por la misma línea de actuación.

¡¡¡Felicidades Riogordo!!!

Agustín Serés. Miembro de OLEARUM, Cultura y Patrimonio del Aceite.


Cartel de La Molienda 2014
El Molino de sangre en pleno funcionamiento
Antonio Galiendo
El Burro verdial, uno de los protagonistas
Mercadillo de productos malagueños
Paco Lorenzo impartiendo un Taller de cata
Alfredo Rivero en el Taller de aceite verdial
Bailes de maragatas en La Molienda de Riogordo
Los Talleres de cata, plato fuerte de La Molienda
Concurso gastronómico con AOVE Verdial
Concurso de lanzamiento de hueso de aceituna
Entrega del premio Olivo de Fuxcar 2014
Agustín Serés, el Mago de OLEARUM
Agustín Serés durante su magistral conferencia
Javier Almellones durante su conferencia
El Dr. Agustín Serés ante una de sus creaciones
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